sábado, 16 de enero de 2010

De la verdad y la mentira, las mascaras, la amistad, la debilidad y un sentido del orgullo tal vez un poco violento

Hoy de la nada me senté a pensar en la gente que me rodeaba. En los que conozco y los que no, entre los amigos y los que no son amigos.
Y llegué a la conclusión de que todos contribuimos a hacer al otro mejor persona a costa de nuestro esfuerzo.

Recuerdo que siempre fui un poco intolerante respecto a varias posturas. Muchas criticas me valió mi intolerancia. Con el tiempo acepté mi error y me volví más tolerante. No puedo decir que soy totalmente tolerante, pero puedo decir que avancé mucho.
Al mirar a las personas que me hicieron ver de manera poco agradable digamoslo, que yo era intolerante me di cuenta de que nunca fueron mejor que yo, yo no era intolerante con ellos, y cambié para ver un poco mas las cosas como ellos. El cambio no me molestó, ni me pesó, es mas, me siento mas a gusto con el cambio. Sin embargo los miro, y ellos son los verdaderos intolerantes. Al fin y al cabo paradojicamente, hicieron de mi lo que ellos no son. La vida guarda muchas sorpresas.

Me di cuenta de que todos somos profeta en nuestra tierra y que siempre podemos juzgar pero nunca ser juzgados. Gente que me lo dijo leera posiblemente esto y dirá "ja, yo tenía razon, por fin viste que era verdad". Esa gente, siempre pudo juzgar pero nunca dejó ser juzgada. Sin embargo juzgaron a placer.
Al fin y al cabo todos somos unos completos hipócritas y no queda ningún santo.
Agradezco a los que me hacen mejor persona, por las criticas amargas en pro de una mejora, que ellos nunca van a alcanzar.

Entre otros tópicos me puse a evaluar la amistad. Me di cuenta de que no merezco algunas amistades, gente a la que juzgué de manera apresurada y bastante despiadada. Esa gente ha sabido perdonarme (ni yo mismo se como) y de verdad han valorado en mi algo que de seguro no puedo ver. Porque es muy dificil perdonar algunas cosas.
Evaluando la amistad me topé con la sinceridad. Los amigos son sinceros. Bah, al menos era mi ascepción. Cuando alguien dice que te es sincero y que puedes confiar en él, ¿que hacer cuando te das cuenta que hasta lo más ínfimo es una patraña para parecer más de lo que uno es?. Uno valora a los amigos por lo que son, no por lo que pretenden ser. Y cuando uno expone esa inquietud (no siempre de las mejores maneras) le cierran la puerta en cara y cortan toda comunicación.
Al tiempo uno se entera de que les duele haber cortado la comunicación. Y cuando cruzan unas breves palabras. Lo primero que dice el otro, es que no entiende por qué cortaron lazos.
Y eso, señores, a mi por lo menos, me da curiosidad. Tengo ganas de ahondar en las razones y ver el por qué de las cosas, a costa de que no sea la experiencia más agradable.
Luchar contra el orgullo de la gente no es tarea facil, y a veces, por imposible que parezca, es mas facil luchar contra el orgullo de uno mismo.